Amplio dormitorio con terraza incluida y de pared acristalada. Grandes cortinas en beige. Revestimiento de pared en la cabecera mediante enlucido decorativo gris y blanco. Techos en blanco. Parquet de roble en tonos miel colocado. Cálido cabecero gris acolchado en forma de cuadrícula. Ropa de cama en tonos grises con cojines y manta de pelo. Mesitas de noche rectangulares en blanco hueso con tiradores metálicos y lámparas de estilo art deco. Iluminación superior mediante halógenos.
Los dormitorios son el espacio donde descansamos y donde, mayoritariamente, nos encontramos por la noche. Es por ello que siguen pautas diferentes que otras estancias donde pasamos tiempo durante el día o donde recibimos a los visitantes. No es indispensable que nuestra habitación tenga tanta luz natural como otras estancias y si nos encontramos en una gran localidad, puede ser más valioso que comunique con el patio interior para evitar el ruido y poder dormir más tranquilos.
La luz artificial en el dormitorio es fundamental ya que no debe ser excesivamente viva y debemos prevenir que dirija hacia la cama para que no nos deslumbre excesivamente al levantarnos. Las lámparas de mesita aportarán una gran ventaja, especialmente si dormimos con nuestra pareja.
Otro aspecto a apreciar son las cortinas, que además de vestir el dormitorio deben ser suficientemente opacas para que la luz de fuera no entre en exceso.
La decoración clásica se singulariza por emplear líneas y formas sofisticadas y refinadas. Otra de sus características es su gran elegancia. Los materiales utilizados en el estilo clásico son siempre nobles y de altas prestaciones. Utilizan los adornos en pràcticamente todas sus partes y carecen de líneas rectas. Aunque por norma general no se suele combinar con otros estilos, también se puede encontrar junto con elementos modernos creando un espacio clásico-moderno.
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